El salón principal del Recinto Santiago de la Universidad Nacional Evangélica (UNEV) se llenó de emoción, simbolismo y fe la mañana del 12 de mayo, fecha que no pudo ser más significativa: el Día Internacional de las Enfermeras y los Enfermeros, en honor al natalicio de Florence Nightingale. En ese contexto, la Escuela de Enfermería celebró su Trigésima Sexta Ceremonia de Inicio de Internado 2-2025, donde 18 estudiantes fueron oficialmente investidos para comenzar su etapa final en la carrera.

La ceremonia no fue solo un acto académico; fue un viaje emotivo, espiritual y simbólico hacia el compromiso con la vida humana, el cuidado y la vocación de servicio.
La atmósfera fue elevada desde los primeros instantes por la ingeniera Jovina De la Cruz, Coordinadora Académica del recinto, quien abrió la actividad con una plegaria cargada de esperanza.
“Este paso que dan hoy no es solo académico. Es espiritual, es humano, y está guiado por la mano del Señor”, expresó mientras el público respondía con reverencia.
Acto seguido, la licenciada Grissell López, directora de la Escuela de Enfermería, tomó la palabra para dar la bienvenida oficial a los presentes.

Su voz, firme pero cálida, marcó el tono del evento: “Cada uno de ustedes lleva en su pecho una llama encendida por la vocación. Hoy, esa llama empieza a iluminar el sendero de quienes más lo necesitan”.
“Hoy, más que darles la bienvenida a esta nueva etapa, quiero invitarles a caminar con propósito. La cofia y el gafete que reciben no son simples accesorios; son símbolos de responsabilidad, vocación y humanidad. Desde hoy, sus pasos no solo se darán en los pasillos de un hospital, sino en los caminos del dolor, la esperanza y la fe de los pacientes. Ustedes no serán solo enfermeros: serán la voz que calma, la mano que sostiene y el corazón que ora. Aquí en la UNEV no solo formamos profesionales en ciencia, sino en valores eternos, en servicio genuino y en amor incondicional. ¡Llévenlo con orgullo y vivan su vocación con excelencia!”
Uno de los momentos más inspiradores vino con la participación del licenciado Ramón Peña, pastor de la Iglesia Bautista de la Gracia, quien tuvo a su cargo las palabras centrales.

En un discurso centrado en la compasión y la dignidad humana, recordó a los presentes que “el cuidado no es solo una técnica; es un acto de amor al prójimo, un servicio sagrado que Dios les ha confiado”.

La emotividad continuó con la intervención especial de la licenciada Miguelina Grullòn, fundadora de la Escuela de Enfermería de la UNEV. Con evidente emoción y orgullo, se dirigió a los estudiantes: “Ustedes son la semilla que sembramos hace años. Hoy comienzan a florecer. Sigan adelante, pero nunca olviden de dónde vienen ni para quién sirven”.
Luego de estas alocuciones, se realizó la lectura de las insignias de la enfermería, conducida por la magíster Ana Cristina Jiménez, quien explicó el simbolismo de cada uno de los elementos que distinguen a los profesionales del área, preparando el escenario para el momento más esperado: la entrega de cofias y gafetes.

A medida que los estudiantes subían uno a uno al frente, el público rompía en aplausos y lágrimas discretas. Era el acto que oficializaba su entrada al terreno clínico, donde pondrán a prueba conocimientos, habilidades y corazón.



Para acompañar la intensidad del momento, la joven Berlenisa Santana interpretó la canción “Al Final”, cuyo mensaje sobre la perseverancia y la fe caló hondo entre los asistentes.

El acto continuó con la solemne Toma de Compromiso Florence Nightingale, dirigida nuevamente por la directora López. Con la mano derecha en alto y voz firme, los estudiantes prometieron ejercer su labor con ética, profesionalismo y sensibilidad humana. La escena fue tan conmovedora como inspiradora: jóvenes que, con sus palabras, asumieron una responsabilidad que va más allá del aula.



En un gesto de gratitud, los estudiantes sorprendieron con un reconocimiento especial a docentes y personal de apoyo que han acompañado su formación. Recibieron distinciones la maestra Elta Sosa, el licenciado Noel León y la doctora Rita García, quienes visiblemente conmovidos agradecieron el gesto.

Asimismo, se entregó una placa de reconocimiento a Kenia Carolina Pimentel, asistente de la dirección de Enfermeria por su dedicación y apoyo constante.

Los estudiantes Anderson Martínez y Santa Tavárez también subieron al podio para expresar, en nombre de sus compañeros, un mensaje de agradecimiento.

“A la UNEV, a nuestros docentes, a nuestras familias: este logro es de todos. Gracias por enseñarnos con el ejemplo y por creer en nosotros”.
El cierre de esta jornada inolvidable estuvo a cargo de la magíster Karina López, de la Unidad de Extensión Universitaria, quien, citando la Primera Carta de Pedro 4:10, recordó a los presentes que cada don recibido debe ser puesto al servicio del otro: “Sean buenos administradores de la gracia de Dios. Esa es también una forma de sanar”.
Así concluyó un dìa inolvidable, donde el conocimiento, la fe y la vocación se unieron en un mismo escenario, donde 18 futuros profesionales de la enfermería no solo recibieron cofias y gafetes, sino también la bendición y el respaldo de una comunidad que cree firmemente en su misión: cuidar, servir y sanar.