Samuel Pagán desentraña un fuerte contenido ético y de valores en Don Quijote de Cervantes - Universidad Nacional Evangélica - UNEV
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Por Tomás Gómez Bueno

 

El Edificio “Los Fundadores” de Recinto Miraflores de la Universidad Nacional Evangélica acogió su salón de acto, el 16 de Abril al reconocido teólogo y biblista, Samuel Pagán, quien ofreció una conferencia que iluminó una faceta poco explorada de la literatura universal: la profunda huella de la Biblia en Don Quijote de la Mancha, la obra cumbre de Miguel de Cervantes.

 

 

Esta actividad se desarrolló como parte de un retiro espiritual para toda la academia universitaria, convocado por su rector, doctor Rafael Reyes Almonte, quien predicó un contundente sermón, invitando a todos los presentes a levantar el ánimo y a creer lo que Dios ya comenzó hacer en la Universidad

 

 

Durante su ponencia titulada El Quijote y la Biblia, Pagán desentrañó las numerosas referencias bíblicas que, según explicó, están entretejidas en el lenguaje, la estructura y los valores que sustentan la novela. “Don Quijote no es solo una parodia de los libros de caballería; es también un espejo de la cosmovisión cristiana de su tiempo”, afirmó el expositor.

 

El teólogo destacó que Cervantes logró incorporar la ética bíblica en el desarrollo de sus personajes y en los diálogos que los animan, logrando que la novela no solo entretenga, sino que también interpele sobre la dignidad humana, la justicia y el valor de los ideales.

 

 

Para Pagán, la locura del caballero andante adquiere una nueva lectura: lejos de ser simple delirio, se convierte en una manifestación sublime de compromiso con valores trascendentes. “Don Quijote representa al hombre que, inspirado por una ética mayor, decide enfrentar un mundo que ha perdido su rumbo moral”, puntualizó.

 

La conferencia que atrajo a estudiantes, académicos y amantes de la literatura, no solo dejó nuevas preguntas sobre la relación entre fe y ficción, sino que también reavivó el interés por releer a Cervantes desde una perspectiva teológica.

 

Según Pagán, la locura que Cervantes atribuye a Don Quijote no es producto de una enfermedad mental, sino el resultado de una madurez espiritual, emocional e intelectual que lo impulsa a abandonar su vida cómoda para asumir una misión: defender a los oprimidos y luchar contra las injusticias del mundo. Lejos de la burla o el desprecio, la “insanidad” del personaje se convierte en una poderosa metáfora de transformación social y moral.

 

Destaca cómo el amor idealizado por Dulcinea y la imitación de los caballeros andantes refuerzan en el Quijote un propósito ético: ser “un loco razonador”, capaz de cruzar los límites de lo convencional para vivir según valores superiores. “Su locura lo lleva a la acción, no al encierro”, afirma Pagán, interpretando sus gestos como actos proféticos en favor de los desposeídos.

 

 

Para nuestros pueblos oprimidos, añade el autor, la locura del Quijote representa un llamado urgente: en contextos de injusticia, desigualdad y deshumanización, se necesitan hombres y mujeres dispuestos a “traspasar los linderos de la lógica” para convertirse en agentes de liberación.

 

Así, la locura del Quijote deja de ser un desvarío y se transforma en una forma radical de amor, servicio y fe en un mundo mejor.

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