Una Jornada de Esperanza: El Encuentro entre los Estudiantes de Enfermería de UNEV y los Niños de la Fundación Red Misericordia - Universidad Nacional Evangélica - UNEV
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Una Jornada de Esperanza: El Encuentro entre los Estudiantes de Enfermería de UNEV y los Niños de la Fundación Red Misericordia

En una soleada tarde, donde los rayos del sol parecían querer acariciar con su luz cada rincón de la comunidad La Otra Banda, un grupo de jóvenes de la Escuela de Enfermería de la Universidad Nacional Evangélica (UNEV), recinto Santiago, emprendió una misión que marcaría sus corazones para siempre.

 

Los estudiantes de Pediatría, acompañados por su profesora Franchesca Fernández, se dirigieron a la Fundación Red Misericordia con un solo propósito: llevar esperanza y alegría a unos 130 niños que, a pesar de su corta edad, ya han conocido más dolor y abandono del que cualquier niño debería enfrentar.

 

 

Desde el momento en que llegaron, se sintió una transformación en el ambiente. Los niños, que al principio miraban con ojos curiosos y tímidos, pronto se llenaron de sonrisas. Las charlas educativas sobre higiene personal y la importancia de una buena alimentación fueron el primer paso para romper el hielo.

 

 

 

Los pequeños, algunos de tan solo siete años, escuchaban atentamente, quizás por primera vez sintiendo que alguien realmente se preocupaba por su bienestar. Pero fue cuando los estudiantes de Pediatría comenzaron a pintar sus caritas y contarles cuentos que la magia verdaderamente sucedió.

 

Los rayos de sol, que se filtraban por las ventanas, parecían iluminar no solo la habitación, sino también los corazones de esos niños. Cada pincelada de color, cada palabra de los cuentos, era como un bálsamo para sus almas heridas. Las risas comenzaron a llenar el aire, una risa contagiosa que resonaba como música en el ambiente, una melodía de esperanza que no necesitaba más instrumentos que las voces y los corazones de los presentes.

 

 

Los estudiantes también llevaron un brindis suculento: bizcochos, refrescos, golosinas y juegos educativos. Ver a esos niños disfrutar de un simple pedazo de bizcocho, con una sonrisa que iluminaba sus rostros, era un recordatorio conmovedor de la belleza de la inocencia y la capacidad de alegría, incluso en las circunstancias más difíciles. Y cuando comenzaron a cantar juntos, sin necesidad de piano ni guitarra, sus voces se elevaron, transformándose en una sinfonía de esperanza y alegría pura.

 

 

La Fundación Red Misericordia, que brinda protección y cuidado integral a niños y adolescentes en situaciones vulnerables, recibió de los estudiantes una donación de pañales y ropa. Leonela Rodríguez y Danieli Santos, representantes de la Fundación, visiblemente emocionadas, agradecieron el gesto en nombre de Olga Noboa de Arocha, su directora general. Sus palabras de gratitud eran un reflejo de la profunda conexión que se había forjado en ese breve, pero significativo encuentro.

 

Karina López, encargada de Extensión Universitaria del recinto universitario, extendió la gratitud de la UNEV en nombre de su directora, Dra. Johanny Rodríguez, y la Coordinadora Académica, Ing. Jovina de la Cruz. Afirmó que la UNEV está comprometida con ser parte de las mejores causas de la sociedad, un compromiso que va más allá de las palabras y se demuestra con acciones concretas.

 

Este encuentro también contó con la participación de los departamentos de Comunicación, Eventos y Protocolo de la UNEV, demostrando el compromiso integral de la institución con las causas sociales.

 

 

 

Ese día, no solo los niños de la Fundación Red Misericordia fueron tocados por un rayo de esperanza, sino también los estudiantes de Enfermería de la UNEV, quienes comprendieron el verdadero significado de la compasión y la empatía. Mientras se despedían, con promesas de regresar, los corazones de todos los presentes estaban más ligeros, llenos de un amor que trasciende cualquier barrera.

 

La Fundación Red Misericordia, una ONG sin fines de lucro, sigue su misión de brindar protección y cuidado integral a niños y adolescentes en condiciones vulnerables, con la firme convicción de que, con amor y dedicación, se puede transformar positivamente la vida de los más necesitados.

 

Esta crónica es un testimonio del poder del amor y la solidaridad, y un recordatorio de que, en los actos más simples y desinteresados, podemos encontrar la verdadera esencia de la humanidad.

 

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