Santo Domingo.- La Universidad Nacional Evangélica celebró el lunes 26 de septiembre en la explanada del parqueo de su recinto en Miraflores un culto con su personal administrativo y académico con motivo del mes de la Biblia.
La actividad se realizó en el marco del mes de la Biblia y estuvo enfocada en resaltar el significado que tiene este libro sagrado al comparar su poder e influencia con una espada de dos filos, de acuerdo a lo que se lee en el capitulo cuatro de la carta a los Hebreos. “La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb 4:12).
Para hacer más ilustrativo estos versos bíblicos, en la actividad se contó con una exposición de espadas antiguas aportadas por el coleccionista de antigüedades Leonel Estrella y una exposición de versiones diversas de la Biblia aportada por el periodista Tomás Gómez Bueno.
El reverendo Alfredo Osser, decano de la Facultad de Teología, quien tuvo a su cargo la predicación, precisamente basó su exposición en la porción bíblica que se encuentra en el capítulo 4, versículo 12 del libro de los Hebreos donde destaca la eficacia y el poder de la Biblia como espada de dos filos.
A seguida exhortó a las presentes a escudriñar las Escrituras y no solo a leerlas de manera superficial. Enfatizó que debemos acercarnos a la Biblia con entera dedicación y animados de la mejor disposición para investigar bien su contenido, si es que nos queremos apropiar de sus principios.
Al destacar los aspectos en los que la Biblia es comparable con una espada de dos filos, recordó que el pueblo de Israel empleó esta arma como un instrumento para su defensa ante la amenaza de pueblos paganos que se oponían a su avance. Consideró que no por eso puede calificarse a los judíos como un pueblo que promueve la violencia y la guerra.
Citó la profecía que aparece en el capítulo 2, verso 4 del libro de Isaías en la que se establece que llegará un día en que las naciones: “Forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”.
La Biblia es un libro que da vida y sus palabras permanecen para siempre.
El reverendo Osser señaló que los judíos se dieron cuenta de que la Biblia es un libro que da vida y que Jesucristo siempre citó las Escrituras como fuente de vida. Dijo que la Biblia transforma culturas, pueblos y naciones, y resaltó que es sobre la base de la paz y la convivencia humana que será establecido el Reino de Cristo en esta tierra.
“Efectivamente, la Palabra de Dios es viva y eficaz; viva, porque procede del Dios vivo, porque la Palabra se ha encarnado para darnos vida, no muerte. Y es además eficaz, puesto que cumple la voluntad de Dios y no la de cada uno de nosotros”.
Recordó que el apóstol Pedro enseña que: “Toda carne es como hierba y toda la gloria del ser humano como la flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor cae; más la palabra del Señor permanece para siempre (1Ped 1:24-25). “El apóstol Pedro establece que los creyentes cristianos son renacidos, no simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece (1Ped 1:23)”, precisó.
“Por lo tanto, podemos ver la semejanza entre la palabra de Dios y una espada de dos filos. Ya que es capaz de cortar tan hondo, hasta lograr llegar a las entrañas del corazón, y la usa en contra de nosotros para escudriñar todo aquello que hemos escondido”.
El acto concluyó con un desfile encabezado por nuestro rector, doctor Juan Bautista Guerrero, quien recorrió junto a los presentes los pasillos principales y áreas del parqueo del recinto Miraflores. El rector aprovechó la ocasión para arengar a los suyos a que permanezcan vigilantes con sus espadas en las manos, ya que estamos en tiempos en los que el enemigo de la justicia se ha levantado en procura estropear el plan de salvación y vida que Dios tiene para bien de nosotros.
El vicerrector administrativo, ingeniero Epifanio González Minaya, concluyó el acto con una oración.