Santo Domingo. El médico genetista y naturalista y exdecano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional Evangélica (UNEV) sostuvo que no es extraño que detrás de todo problema de salud esté el dilema de la comida.
El doctor Wilfredo Mañón Rossi, explicó que para el ser humano es difícil aceptar que una buena nutrición es la antesala de una mejor salud. Que un estilo de vida saludable incluye una dieta sana, y que la definición de sana, no la dan las papilas gustativas.
Hablando en los acostumbrados cultos devocionales que cada lunes celebra la academia, el también vicerrector para Asuntos Internacionales, dijo que no es extraño que hoy tenemos enfermedades a las que se les ha llamado “enfermedades de la prosperidad”, conocidas como “crónicas y degenerativas”, a saber: Cáncer, artritis, diabetes, enfermedades cardiovasculares y alergias.
“Todas tienen el común denominador que aparecen después de maltratar abundantemente el sistema digestivo. Especialmente esbozando el lema: “Comamos y bebamos que mañana moriremos”, o “yo no fumo, no bebo, algo tengo que hacer… y se da un atracón de comida”, añadió el especialista en medicina alternativa.
Al dirigirse a los colaboradores de la UNEV, en la capilla del recinto Santo Domingo, hizo un llamado a alejarse del espectro de la muerte comiendo poco. Citando al hidalgo caballero Don Quijote de la Mancha quien admonizó a su siervo fiel, Sancho: “Come poco y cena menos porque la buena salud se orquesta en las oficinas del estómago”.
Israel y las comidas
En otro aspecto de su temática, el doctor Wilfredo Mañón Rossi, indicó que el pueblo de Dios no estuvo supuesto a comer grasa procedente de las grosuras animales, so pena de ser “cortados” de la faz de la tierra. Había una pena de muerte cuando se comían grosuras.
El exrector de la UNEV, argumentó que hoy en día, la pena de muerte se la cantan las mismas personas que comen el equivalente de “grosuras” con las comidas fritas, entiéndase, papas, plátanos fritos, pollos, chicharrones y mondongos.
“Hoy sabemos, gracias a la ciencia, de cómo Dios le ahorró a su pueblo (Israel) muchas visitas al médico y muchas muertes prematuras, no permitiéndoles comer grosuras, carne de cerdo, langostas y demás animales inmundos”, afirmó el exponente en sus palabras finales.